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ENTRE LOS AÑOS 49 Y 70 LA LAGARTEADA ESTUVO A PUNTO DE ACABAR CON LOS COCODRILOS DE QUINTANA ROO. Por. Francisco Verdayes Ortiz. Tomado de: Pioneros

24.11.2010 12:42

 Entre los años 40 y 70, la lagarteada estuvo a punto de acabar con los cocodrilos de Q.Roo

Escrito por: FRANCISCO VERDAYES ORTIZ
Director General de PIONEROS (fverdayes@hotmail.com)

Categoría: Flora y Fauna | Temas
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* A pesar de que siempre han huido del ser humano, en el lago de Cobá han conformado una extraña “sociedad” con el hombre

(Publicado en diciembre de 2004. Edición No 22 )

Temido lo mismo que respetado, el cocodrilo tiene en su enfrentamiento con el hombre todas las de perder, ya que siempre ha sido el ser humano quien lo acosa, ataca y mata a fin de consumir su carne o traficar en el mercado sus preciadas pieles.
Desde 1940 hasta finales de los años sesentas, Quintana Roo vivió un verdadero auge en la explotación de pieles de “lagarto”. Se podían encontrar fácilmente muchísimos “lagarteros”, desde Contoy, Cozumel y las bahías de la Ascensión y el Espíritu Santo, hasta Xcalak y Chinchorro. Frecuentemente venían compradores de Belice que llevaban el producto a su país.

La “lagarteada”, junto con la pesca de escama, la copra y la chiclería fueron de las actividades comerciales más importantes en esos años.

Fue aproximadamente en 1968 cuando los “lagarteros” notaron que el recurso comenzaba a escasear. Esto se debió en parte a la decadencia de la chiclería, entonces un gran número de jornaleros que anteriormente se enganchaban para trabajar en el chicle, cambiaron de oficio dedicándose así al negocio de las pieles. Se dice que había más “lagarteros” que cocodrilos.

Con el paso de los años la actividad comenzó a resultar incosteable, debido al aumento de compradores e intermediarios; hasta que en los setentas se decretó la veda, prohibiéndose así su explotación comercial.

COCODRILOS EN CANCUN

En Cancún, la llegada de los pioneros (en 1970) ahuyentó a la población de estos saurios hacia los lugares más apartados de la laguna Nichupté como la laguna del Río Inglés. No hubo matanza de cocodrilos pero el relleno que se hizo de la isla para lograr la ampliación afectó directamente su hábitat.

En 1993, de acuerdo con un estudio hecho por la Semarnat, existían en la laguna Nichupté un promedio de 2 mil lagartos, más otros 200 en la laguna Río Inglés.

En el mismo estudio se dice que los lugares de reproducción, además de la ya citada laguna Río Inglés, son otros sitios como Playa Conchitas, cerca de lo que es Isla Dorada y enfrente del hotel Hilton.

Los cocodrilos traen consigo dos mitos: uno, que fuera del agua son muy lentos y dos, que son temibles devoradores de hombres. Ninguna de las dos afirmaciones expuestas es cierta. Los cocodrilos fuera del agua pueden llegar a ser tan o más rápidos que las iguanas, mientras que los ataques se dan por la imprudencia de los humanos al invadir sus territorios. Lo mismo haría cualquier jefe de familia si notara la presencia de un intruso

En el campo de golf del Hilton, por ejemplo, muchos de los jugadores han llegado a pensar que los cocodrilos son de utilería ya que estos solo toman el sol; de hecho y para seguridad de los golfistas, se han hecho numerosas pruebas de un supuesto ataque a un turista y en la mayoría de los casos los lagartos huyen, definitivamente los humanos no formamos parte de su dieta. Por la mañana llegan a asolearse, y por la tarde los motores de las lanchas y los vehículos marinos los ahuyentan, de noche desaparecen.

Lo que sí llama la atención es que ante la natural presencia de los cocodrilos en la laguna de Nichupté existan pocos (más bien tirándole a nada) anuncios que prevengan a los turistas o a los pobladores de Cancún sobre el peligro que pudiera haber si rebasan los límites del manglar.

UNA EXTRAÑA RELACION

En la laguna de Cobá, en el complejo arqueológico del mismo nombre, el huracán Gilberto (septiembre de 1988), acabó con los lagartos de este lago.

De las cinco lagunas que tiene la zona, milagrosamente un par de ellos salvaron la vida y un año después de lo ocurrido llegaron al lago de Cobá. El primero fue un cocodrilo hembra al que su “padre emocional” Santiago Chimal le ha bautizado con el nombre de “Hola”.

“Hola” quedó prácticamente desamparada desde su nacimiento –nos comenta Chimal– y a pesar de que tenía el tamaño de una iguana, su instinto le hizo buscar alimento lo que la llevó al lago de Cobá provisto de tilapias y mojarras.

Posteriormente llegó un compañero, y hoy en día ya conforman una familia de 17 miembros.

Santiago Chimal May, es hijo de los refundadores de Cobá, y se ha convertido prácticamente en el “domador” de estos 17 cocodrilos a los que a todos llama por su nombre, entre quienes sobresalen: “Hola”, “Boxito”, “Raulito”, “Mike”, “Baby”, “Chavito” y “Tuerto”, entre otros.

Santiago Chimal ha hecho de la presencia de estos animales un atractivo turístico del que obtiene un beneficio económico. El invierte en pollos que sirven como botana para sus amigos los saurios, a cambio ellos se acercan al pequeño muelle de madera desde donde ya se encuentra un público ansioso por verlos. Bueno, en este caso las relaciones hombre-cocodrilo han llegado a un grado de sociedad poco conocido. Ojalá y así fueran siempre las relaciones con estos seres milenarios.

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