Todo lo que quieras Saber de Quintana Roo


LA CONQUISTA Y LA ORGANIZACIÓN DE LOS GOBIERNOS COLONIALES

14.08.2010 20:54

 La Conquista y la Organización de los Gobiernos Coloniales

 

Antecedentes Históricos

 

En 1519, cuando los españoles invadieron Mesoamérica, los mexicas habían creado un gran imperio y oprimido a decenas de pueblos, a los que cobraban tributo. Hernán Cortés aprovechó el descontento de los pueblos sometidos por los mexicas; integró una coalición militar con varios de ellos formó un numeroso ejército. Al frente de la coalición, Cortés se enfrentó a los mexicas y los venció para consumar la conquista.

 

PRIMEROS VIAJES Y ESTLABECIMIENTOS

 

            EN 1492, Cristóbal Colón y sus hombres llegaron a tierras del actual continente americano. La española (Santo Domingo), Cuba y otras islas antillanas fueron los primeros territorios de América conquistados y colonizados por loa españoles. El oro de dichas islas resultó insuficiente para sus ambiciones, por lo que pronto se lanzaron a conquistar otros lugares del continente.

 

            A principios del siglo XVI, Diego Velázquez era gobernador de Cuba; desde allí organizó expediciones al territorio mexicano. Francisco Hernández de Córdoba realizó la primera en 1517; recorrió las costas de la península de Yucatán y descubrió varias poblaciones; entabló batallas contra grupos indígenas organizados, pero fue derrotado.

 

La Segunda expedición tuvo lugar en 1518 y fue dirigida por Juan de Grijalva, quien exploró la costa del Golfo de México, desde Yucatán hasta el norte se Veracruz. Grijalva entró en contacto con algunos grupos indígenas; por medio de ellos se enteró de la existencia de un pueblo guerrero muy poderoso que dominaba una extensa y rica región: los aztecas o mexicas. Interesado en las grandes riquezas descritas por los expedicionarios de Grijalva, Diego Velázquez encargó a Hernán Cortés dirigir la tercera expedición, cuyo propósito era explorar tierras desconocidas y efectuar intercambios con sus habitantes.

 

La expedición de Cortés salió de Cuba en febrero de 1519 y se dirigió a la isla de Cozumel, donde se unió Jerónimo de Aguilar, quien había naufragado en una expedición anterior. Prosiguió el viaje bordeando la península de Yucatán hasta llegar al actual estado de Tabasco, donde las fuerzas españolas se enfrentaron con los indígenas.

 

Cortés derrotó a los nativos y recibió de ellos muchos presentes como muestra de sumisión. Los indígenas, para evitar males mayores, regalaron a los españoles 20 mujeres, entre las cuales se encontraba Malintzin, después bautizada como la doña marina, quien se convirtió en intérprete, informante y consejera de Hernán Cortés.   

 

Cortés prosiguió su avance y fundó la Villa Rica de la Vera Cruz. Consiguió que el Ayuntamiento, constituido por sus hombres, lo nombraran capitán general y justicia mayor; de esta manera se independizó de Diego de Velázquez. Éste esperaba que Cortés regresara a Cuba y le informara los resultados de la expedición.

 

 

 

 

La dominación militar de los pueblos indígenas de México

 

            Después de la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz, los españoles continuaron la marcha y llegaron a Cempoala, capital de los Totonacas. Allí, el cacique de la región informó a cortés que los cempoaltecas, igual que otros pueblos, eran tributarios de Moctezuma, señor de los mexicas. Le confió que tanto ellos como los pueblos sometidos al poderío mexica estaban dispuestos a luchar por su libertad. Cortés se dio cuenta de la situación que prevalecía entre los pueblos nativos y de inmediato acordó una alianza con varias tribus totonacas. De este modo consiguió sus primeros aliados indígenas.

 

            Cortés y sus hombres marcharon hacia el valle de México en agosto de 1519. Arribaron al territorio de los tlaxcaltecas, donde tuvieron oportunidad de demostrar su superioridad militar en diversas batallas. Los jefes tlaxcaltecas decidieron someterse a los españoles y colaborar con ellos. En Cholula, con el pretexto de una supuesta emboscada organizada por Moctezuma, el ejército de Cortés y sus aliados tlaxcaltecas atacaron a la población y mataron a miles de personas; además, destruyeron los templos y otras construcciones. Con el apoyo de Ixtlilxóchitl, que pretendía ocupar el trono de Texcoco, los españoles se dirigieron a Tenochtitlan. Moctezuma los recibió a fines de 1519 con grandes honores y los hospedó en el palacio de Axayáctl. A pesar del cordial recibimiento, cortés apresó a Moctezuma y lo retuvo en calidad de prisionero, lo que causó el malestar de la población.

 

            Mientras esto ocurría, Diego Velázquez, gobernador de Cuba, seguía interesado en la conquista de las tierras exploradas por cortés, quien intentaba apoderarse del señorío mexica por cuenta propia.

 

            Velázquez envió una expedición, dirigida por Pánfilo de Narváez, con el fin de quitarle el mando a Cortés, capturarlo y llevarlo a Cuba en calidad de prisionero. Cuando Cortés se enteró de que Narváez había avanzado hasta Cempoala, eligió algunas tropas y al frente de ellas salió de Tenochtitlan para combatirlo; la otra parte de su ejército, al mando de Pedro de Alvarado, permaneció en la capital de los mexicas.

 

            Cortés obtuvo una rápida victoria sobre Narváez, a quien tomó prisionero. La mayoría de los vencidos se unió a las fuerzas del conquistador español. Mientras tanto, los mexicas celebraban la fiesta en honor de Huitzilopochtli y Tezcatlipoca; poco más de 700 nobles y altos funcionarios, ricamente ataviados se reunieron en el templo para participar en la ceremonia. Pedro de Alvarado ordenó a sus soldados asaltar el templo mayor y masacrar a los allí reunidos; los asesinaron y despojaron de sus ornamentos de oro y plata. Cuando los mexicas se enteraron de la matanza, se organizaron y confiaron al mando de Cuitláhuac; sitiaron el palacio donde los españoles estaban alojados.

 

            Cortés regresó a Tenochtitlan e intentó apaciguar a los mexicas mediante la intervención de Moctezuma, pero éste había perdido su autoridad; los mexicas, en lugar de obedecer sus órdenes, lanzaron piedras contra él y le dieron muerte. Algunos historiadores sugieren que los mismos españoles lo asesinaron, pues había caído en desgracia y ya no les reportaba ningún beneficio. Cuitláhuac, quien fue sustituido por Cuauhtémoc.

 

 

            Ante esta situación, Cortés decidió salir sigilosamente de Tenochtitlan y establecerse en territorio tlaxcalteca. Pero cuando lo intentó, la noche del 30 de junio de 1520, los españoles fueron sorprendidos y derrotados por los guerreros mexicas; en esta batalla murieron más de 400 españoles y unos 4 mil indios aliados. A pesar de esta derrota, Cortés y parte de sus tropas salieron de la ciudad; se dirigieron a Tlaxcala, donde pasaron algunas semanas para reponerse del desastre, reorganizarse y prepararse para la conquista de Tenochtitlan. Cortés emprendió la marcha hacia el Valle de México en diciembre de 1520. en el trayecto, los españoles y sus aliados indígenas conquistaron las poblaciones aledañas a Tenochtitlan y los pueblos ribereños, con lo cual consiguieron aislar a la gran ciudad.

 

            A fines de mayo de 1521 empezó el sitio de Tenochtitlan. Cortés envió contra la capital mexica un ejército compuesto por decenas de miles de hombres; las fuerzas principales estaban integradas por los Tlaxcaltecas y los texcocanos de Ixtlilxóchitl. Al frente de los mexicas, Cuauhtémoc consiguió resistir al ataque durante varias semanas. El sitio se prolongó 75 días; en ese período, cientos de cadáveres se amontonaron en las calles de ciudad, por lo que la epidemia de viruela se agudizó; la falta de agua y alimentos debilitaron aún más el ejército mexica. El 13 de agosto de 1521, los españoles capturaron a Cuauhtémoc y se apoderaron de la ciudad de México – Tenochtitlan y de los dominios mexicas.

 

            Consumada la Conquista de Tenochtitlan, Cortés reorganizó los territorios capturados, nombró autoridades y distribuyó tierras entre sus capitanes y soldados. Las tierras incluían a los indígenas que las habitaban. Los pueblos indígenas aliados de los españoles veían en Cortés a su libertador, pero no se beneficiaron del derrumbe de los mexicas, pues se libraron del dominio de éstos, pero quedaron sujetos al despotismo de los españoles.

 

            El proceso de conquista prosiguió tras la caída de Tenochtitlan. Los españoles se lanzaron sobre los señoríos. Estas campañas de conquista no requirieron grandes esfuerzos por parte de los españoles, pues algunos grupos indígenas, como el purépecha (que habitaban el actual estado de Michoacán) y los de la zona de Tehuantepec, prefirieron pactar su rendición. En otros casos, la resistencia a la dominación española duró más de dos décadas, como en el caso de los mayas. Hacia 1524, los españoles controlaban Oaxaca, Chiapas, el Soconusco y Guatemala. Los grupos chichimecas seminómadas, que habitaban en el norte de lo que hoy es México, resistieron los ataques de los españoles durante largo tiempo, sólo fueron sometidos hasta muy avanzado el siglo XVIII.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las ventajas de la técnica y la organización de los conquistadores

 

            Los indígenas se encontraban en desventaja frente a los conquistadores españoles, pues éstos contaban con una técnica militar más avanzada que la de los pueblos mesoamericanos. Desde un principio tanto las armaduras, caballos y armas de fuego como los barcos de los invasores intimidaron a los indígenas, que desconocían estos elementos de guerra. Las técnicas militares empleadas por los españoles en América habían surgido como resultado de la experiencia de éstos en la guerra de reconquista española, cuando lucharon contra los musulmanes, quienes ocuparon casi todo el territorio de España durante ocho siglos. A finales del siglo XV, los españoles combatieron contra los musulmanes, los vencieron y los expulsaron de la península española. Esto ocurrió unos veintiocho años antes del comienzo de la conquista de México Tenochtitlan.

 

Factores sociales y políticos que facilitaron la conquista

 

Los aspectos de la organización indígena que posibilitaron la conquista fueron diversos; destacan la rivalidad entre los pueblos mesoamericanos, la lucha por el poder entre los mexicas y la indecisión de Moctezuma.

 

La rivalidad entre los pueblos mesoamericanos. Uno de los principales sostenes de la economía mexica fue la guerra, pues la empleaban como medio para apoderarse del tributo de los pueblos conquistados. Cuando los españoles llegaron, casi 370 pueblos eran tributarios de los mexicas. Cortés se dio cuenta del profundo descontento de estos pueblos contra el dominio mexica, aprovechó la situación para establecer acuerdos y alianzas con varios de ellos y les ofreció protección. Entre los pueblos que se aliaron con Cortés destacaron los cempoaltecas, tlaxcaltecas y los grupos de Texcoco leales a Ixtlixóchitl. Los mexicas fueron derrotados por una coalición de pueblos indígenas, organizada y encabezada por los conquistadores españoles y dirigidos por Cortés y sus oficiales.

 

La lucha por el poder entre los mexicas. Los grupos dirigentes que controlaban el poder político, religioso y militar se enfrentaban entre ellos para imponer sus opiniones y adquirir una mayor autoridad; esos grupos poderosos se disputaban el poder. Cuando los españoles invadieron los dominios mexicas el poder estaba  en manos del grupo de Moctezuma, aliado con la aristocracia hereditaria y con los altos funcionarios, encargados de la administración del imperio. Los sacerdotes, militares y grandes comerciantes también  formaban grupos que pretendían conquistar el poder. Esta división de los círculos dirigentes mexicas, así como el fervor religioso, es decir, las creencias acerca de la naturaleza divina de los europeos, debilitaron a los mexicas y favorecieron en gran medida a los conquistadores.

 

La indecisión de Moctezuma y la división de la clase dirigente. Según las crónicas de la época, Moctezuma creía que cortés era el Dios Quetzalcóatl que había regresado para recuperar su trono, y por ello rechazó las opiniones de los jefes militares y de la aristocracia, quienes le aconsejaban que enfrentara con decisión de los ataques de los extranjeros y adoptara medidas urgentes para organizar la defensa militar del imperio. Moctezuma se aferró a sus creencias religiosas y no atendió los consejos de otros grupos; su indecisión provocó el avance de los españoles y el estrepitoso derrumbe del imperio.

 

La organización política durante la Colonia

 

El primer gobierno de Nueva España fue el de Hernán Cortés (de 1521 a 1524). El jefe de las fuerzas españolas ejerció el poder de manera absoluta durante la Conquista; repartió las primeras Encomiendas entre sus capitanes y soldados, y organizó el control  de los colonizadores sobre la población indígena.

 

La Corona española designó, en 1528, la Primera Audiencia, la cual se encargaría de gobernar Nueva España; la actuación de este gobierno fue desastrosa; realizó sangrientas persecuciones, cometió varios crímenes y entregó encomiendas a favoritos y amigos. Los intereses de la Corona española y la de los encomenderos entraron en conflicto. La primera pretendía imponer su dominio en los territorios conquistados, en tanto que los segundos aspiraban a ejercer un poder absoluto en sus posiciones a través de las encomiendas.

 

Con el fin de controlar la ambición de los conquistadores y de asegurar su dominio político, la Corona española se reservó el derecho de propiedad sobre las tierras y dividió la sociedad colonial en dos sectores: la república de indios  y la República de españoles. En 1531 se estableció la Segunda Audiencia, la cual fue presidida por Sebastián Ramírez de Fuenleal; ésta adopto diversas disposiciones para debilitar al grupo de conquistadores: ordenó la incorporación a la Corona española de muchas encomiendas que la Primera Audiencia había entregado a sus favoritos, y preparó la instauración del Virreinato. De esta manera los conquistadores fueron apartados del poder y sustituidos por funcionarios designados por la Corona española.

 

En 1535 Antonio de Mendoza, designado primer virrey de Nueva España por Carlos I, monarca español, llegó a la Ciudad de México para instaurar el virreinato, que perduró tres siglos.

 

División y Administración Territorial

 

            En los primeros años de la colonia, los españoles aprovecharon los límites geográficos de la organización de los pueblos prehispánicos; Reino de México; Reino de Michoacán y Reino de Tlaxcala, ahora con la denominación de provincias. Conforme pasaba el tiempo nuevas expediciones descubrían y colonizaban más territorios, a los que se les asignaban otros nombres.

 

            Pero al instituirse el Virreinato de Nueva España, el territorio quedó dividido en cuatro provincias: Michoacán, México, Guazacualco (Coatzacoalcos) y la de los Mixtecas. Esta división no abarcaba todo el territorio ocupado debido a que los colonizadores continuaban explorando y conquistando nuevas regiones. Hacia mediados del siglo XVI se constituyó la Audiencia y Cancillería Real de México en Nueva España, con sede en la ciudad de México, que comprendía el territorio descubierto en la parte norte de México y una parte de América Central. Al poco tiempo se formó la Audiencia de Centroamérica, independiente de la de México. De ésta dependían al principio las provincias de Chiapas, Yucatán y Cozumel; pero al poco tiempo pasaron a formar parte de la Audiencia de México, lo mismo que la de Tabasco. Se formó también en Guadalajara la Audiencia de Nueva Galicia, dentro de la cual quedaron circunscritas Culiacán y Colima.

 

            El virreinato quedó dividido entonces en dos grandes porciones: Audiencia de México y Audiencia de Guadalajara, las que a su a vez se subdividían en gobernaciones, corregimientos y alcaldías mayores. La división política y administrativa que perduró desde finales del siglo XVI hasta parte del XVIII, organizaba al virreinato en 23 provincias mayores; cinco formaban el Reino de México, tres el Reino de Nueva Galicia, dos la Gobernación de la Nueva Vizcaya y tres la Gobernación de Yucatán. Esta fue la organización que sirvió de base para las divisiones posteriores.

 

            A finales del siglo XVIII, Carlos IV estableció el sistema de Intendencias, es decir, en la nueva división territorial ejercía jurisdicción un nuevo tipo de funcionarios: los intendentes. Se organizaron en total 12 intendencias: México, Puebla de los Ángeles, Nueva Veracruz, Mérida de Yucatán, Antequera de Oaxaca, Valladolid de Michoacán, Santa Fe de Guanajuato, san Luis Potosí, Guadalajara, Zacatecas, Arizpe (Sonora y Sinaloa) y Durango. Todas ellas tomaron su nombre de la ciudad que fue su capital. La ordenanza real que dio origen a las intendencias consideraba además tres provincias: Nuevo México, Alta o Nueva California y Baja  o Vieja California; y una gobernación, Tlaxcala.

 

Estos territorios fueron gobernados de acuerdo con la siguiente jerarquía: el Rey de España, quien ejerció un poder absoluto, despótico y patriarcal; desarrollo un gobierno centralizado para facilitar el control de las colonias. Su autoridad alcanzaba a todos los órdenes del gobierno, en lo civil y en lo eclesiástico. Designaba personalmente a los más altos funcionarios y ratificaba a los que eran nombrados en los dominios de América.

 

Luego seguía el Consejo de Indias, establecido en 1524 con la finalidad de auxiliar al rey en la administración de los reinos y provincias de ultramar. El consejo de encargaba de dictar las ordenanzas y disposiciones aplicables en los dominios indianos, disponía sobre la Real Hacienda, otorgaba licencias para diversas actividades económicas y ratificaba los nombramientos del virrey. Además, desempeñaba la función de tribunal supremo y conocía las quejas contra las principales autoridades de los dominios de ultramar.

 

En tercer lugar estaba el virrey, quien fungía como representante directo del rey, jefe supremo de la administración colonial, capitán general y gobernador de la Nueva España, presidente de la Audiencia de México, vicepatrono de la iglesia y superintendente de la Real Hacienda. El virrey se encargaba de nombrar a las autoridades regionales, de otorgar Mercedes (el virrey otorgaban a las personas que habían dado un servicio a la Corona) de tierras como recompensa por servicios prestados, de construir obras públicas, de ejecutar las decisiones de la Real Audiencia, de vigilar la cobranza de las rentas reales, de ordenar la acuñación de moneda y de dirigir el ejército.

 

En el cuarto lugar aparece la Audiencia, compuesta por un presidente (el virrey), por oidores; ejercían gran autoridad y controlaba las iniciativas del virrey; lo asesoraba y, en ocasiones, asumía el gobierno durante su ausencia.

 

Los gobernadores fueron los funcionarios encargados de regir los reinos y provincias del virreinato, dependían del virrey de Nueva España y sus poderes y facultades eran semejantes a los de éste, pero sólo en los aspectos políticos y administrativos. También se introdujeron los corregidores con el propósito de que administraran los pueblos de indios, que tributaban directamente a la Corona española.

 

Desde el siglo XVII, los corregimientos y las  alcaldías mayores se confundieron. Los  corregimientos y las  alcaldías mayores ejercían un poder muy amplio en sus distritos; entre sus funciones estaban recolectar el tributo de los indígenas, vigilar a los encomenderos, dictar disposiciones acerca de caminos y transportes, e intervenir como representantes de las autoridades centrales en el gobierno de las ciudades y villas de españoles y de los pueblos de indígenas.

 

Para gobernar las ciudades y villas de españoles y los pueblos de indígenas se estableció el Ayuntamiento o Cabildo, cuya sede era la alcaldía mayor o regimiento. Los funcionarios de los cabildos o ayuntamientos eran los alcaldes ordinarios, facultados para juzgar y decidir en casos menores, y los regidores, encargados de la administración y de los servicios públicos de la localidad.

 

La república de indígenas estuvo gobernada por el cacique; un gobernador, especie de corregidor o alcalde mayor indígena; uno  dos alcaldes, varios regidores y un número variable de funcionarios inferiores, como mayordomos, escribanos y alguaciles. Las principales funciones del indígena consistieron en cobrar tributo y organizar la policía local.

 

El Burocratismo

 

            A partir del momento en que la Corona asumió la administración colonial, envió a Nueva España una gran diversidad de funcionarios para atender los distintos asuntos y contrarrestar el poderío adquirido por los soldados conquistadores, quienes constituían un obstáculo para las pretensiones de control de la Corona. Además, existían diferentes tribunales dedicados a ventilar temas políticos, judiciales, mercantiles y aún religiosos. Así, el resultado fue la curación de una numerosa burocracia responsable de consumir los recursos del erario público (dinero de la nación) y de ejercer una administración ineficiente.

 

            La gran cantidad de empleos generaba gastos excesivos; por lo tanto, la Corona siempre enfrentaba problemas financieros. Por ejemplo, los cargos públicos se vendían y se compraban como cualquier mercancía, y esto propiciaba que los españoles y criollos que formaban parte de la administración desempeñaron sus cargos buscando siempre enriquecerse, recuperar el dinero invertido en el cargo y explotar más a indígenas y mestizos.

 

            A lo anterior había que sumar el hecho de que cualquier trámite era embrollado: todas las decisiones importantes dependían directamente del rey, de manera que las ordenanzas viajaban por mar durante casi dos meses, desde España hasta América; además, por lo general las noticias y la correspondencia llegaban tarde y tergiversadas. Asimismo, la documentación generada en Nueva España tardaba meses en regresar a la metrópoli, debido al tipo de comunicación marítima de la época.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Evolución de la Población

 

Los efectos de la conquista sobre la población indígena, la “catástrofe demográfica

 

            El hecho histórico de la conquista significó el encuentro y la fundación de dos culturas; pero también constituyó un choque brutal entre dos pueblos. Las consecuencias de este choque derivaron en una gran catástrofe demográfica para la población indígena. La principal causa de aniquilamiento, aún antes que la guerra formal, fue traída por los extranjeros y causó un enorme daño entre una población muy susceptible al virus que la provoca.

 

            Tiempo después se presentaron otras devastaciones epidemias como el sarampión, la Influenza y la Tifoidea. Esta última enfermedad ocasionó que la población indígena se redujera de 3, 300, 000 a 1, 250, 000 individuos, aproximadamente, durante el periodo que va desde siglo XVI hasta mediados del siglo XVII.

 

            Por supuesto, la guerra de conquista determinó en gran medida la muerte de miles de indígenas. Después de tres meses de sitio de Tenochtitlan, según las crónicas, el agua del os lagos se tiñó de rojo y el olor era nauseabundo. Otro factor de mortandad entre los indígenas fueron los malos tratos que recibieron. Cada vez que conquistaban nuevos territorios, los españoles los colonizaban mediante el reparto de tierras y un puñado de indígenas destinados al trabajo entre capitanes y soldados. En muchos casos el trabajo forzado y los severos castigos provocaban la muerte de los indígenas.

 

            Un buen ejemplo de esto fue la explotación de las minas: las condiciones de insalubridad y el atraso de las técnicas españolas de extracción de minerales, sometieron al indígena a un trabajo extenuante que contribuyó en buena medida con una merma notable de su población. El pago del tributo a que estaba obligado el trabajador indígena con los conquistadores, el traslado de regiones frías a zonas cálidas a que fue sometido, las condiciones de vida deprimentes y, sobre todo, el ver destruida su civilización, ocasionaron la dolorosa y rápida disminución de la mayor parte de la población nativa de México. Algunos grupos se refugiaron en las montañas o huyeron hacia lugares agrestes para vivir lejos del alcance de los españoles.

 

Los Componentes del Proceso de Mestizaje

 

            Cuando el español Gonzalo Guerrero naufragó en costas yucatecas, no imaginó que tiempo después se uniría a una mujer maya que le daría los primeros hijos mestizos de estas tierras. Años después, durante la expedición de conquista, los europeos recibieron doncellas como regalo de parte de los caciques indígenas. Estos obsequios fueron muestra de hospitalidad, prenda de amistad y señal realianza, al tiempo  que propiciaron la mezcla de dos razas. Tal fue el caso de Malintzin, quien llegó al lado de Hernán Cortés junto con un grupo de doncellas que le obsequiaron en Tabasco, y con quien procreó un hijo, Martín Cortés. A diferencia de otros lugares, en Nueva España fue muy común la unión entre españoles (que eran minoría) y la población indígena (proporcionalmente más numerosa). Esto provocó la formación de un nuevo grupo de individuos de sangre mezclada, la población mestiza. Debido a su patrimonio genético compartió, o bien se parecían más al tipo indígena o bien más al tipo español.

 

 

Introducción de Esclavos Africanos

 

            Desde principios del siglo XVI, el gobierno español autorizó la introducción de esclavos de raza negra en la Nuevo Mundo, debido a la disminución de la fuerza de trabajo indígena. En esos primeros tiempos, llegaron esclavos a las Antillas principalmente. En los inicios de la colonización de Nueva España, los españoles consideraron que la forma de resolver la demanda de trabajo para beneficio de su propiedades era sometiendo a grandes grupos de indígenas. Sin embargo, con la catástrofe demográfica el trabajo indígena tendió a desaparecer. Esto hizo necesaria la importancia de mano de obra de los esclavos africanos.

 

            Fueron compañías francesas, inglesas, holandesas y portuguesas, las encargadas del comercio y la trata de esclavos. Por medio e contratos fueron autorizados para transportar a miles de africanos destinados a trabajar en las colonias americanas. A consecuencia del tráfico de esclavos, África central sufrió una considerable disminución de su población. Los traficantes europeos, con ayuda de sus colaboradores árabes, apresaban hombres, mujeres y niños africanos para enviarlos a nuestro continente. Fue así como miles de individuos llegaron a la Nueva España y se convirtieron en un componente más de nuestra población.

 

Las Relaciones Sociales y la Diversidad Étnica

 

Las relaciones sociales en Nueva España estaban determinadas por el dominio de los españoles peninsulares sobre el resto de la población. Esto dio por resultado una sociedad colonial con grandes injusticias y desigualdades. Aunque constituían minoría, los españoles encabezaban la estructura social pues eran dueños de la mayor parte de las tierras, minerías y comercios. En sus manos estaba la dirección del gobierno y de la Iglesia. Vivían en las ciudades y dominaban el resto de la población.

 

El segundo escaño de la escala social lo ocupaban los criollos, hijos de españoles nacidos en Nueva España. En general también vivían en las ciudades. Eran dueños de haciendas o ranchos de mediana importancia, ocupaban los puestos secundarios en el gobierno o ejercían la profesión de clérigos, abogados y oficiales del ejército. Aunque hubo peninsulares activos y emprendedores, los criollos eran más cultos que sus padres. Sus distintas costumbres y formas de pensar fueron marcando diferencias entre ellos. Los españoles, que tanto debían a la colonia, no se identificaban plenamente con ésta. En cambio los criollos comenzaron a sentir cariño por su tierra y se puede decir que al paso de los años adquirieron un vago sentimiento de nacionalidad.

 

Los indígenas legalmente no eran esclavos como la población negra; pero el trabajo extenuante a que fueron sometidos los redujo a una condición semejante. Aunque algunos frailes, particularmente los dominicos, intercedieron ante los reyes españoles para que se les tratara bien, los colonizadores hicieron a un lado las leyes y cometieron con ellos los mayores atropellos; los despojaron de sus tierras, los sometieron a una dura servidumbre y, en el mejor de los casos, los empleaban en el servicio doméstico. En las regiones alejadas del centro de la colonia, muchos grupos indígenas conservaron sus tierras, su idioma, sus tradiciones y su identidad.

 

Los esclavos africanos trabajaban en las tareas más pesadas de las minas, los ingenios azucareros, la ganadería, los talleres donde se hacían telas y el servicio doméstico. Quedaron sujetos a severas restricciones y prohibiciones: no tenían derecho a reunirse públicamente ni a salir de noche, tenían prohibido usar armas, joyas y jamás podían montar a caballo. Muchos morían jóvenes por el duro trabajo y las pésimas condiciones de vida. Algunos, los llamaban “cimarrones”, se rebelaban y refugiaban en regiones aisladas donde formaron pueblos independientes.

 

Los mestizos trabajaban en las minas, las haciendas, y los ingenios; también eran sirvientes, artesanos, mayordomos, arrieros y pequeños comerciantes. Vivían en pequeños pueblos. El propósito inicial del gobierno español estuvo encaminado a una total separación entre los diversos grupos étnicos, situación poco menos que imposible, sobre todo por la presencia de tantos mestizos que se debían a uno o a otro y a que en realidad todos convivían en la calle, los centros de trabajo y aún en las casas. Este tipo de convivencia convirtió a Nueva España en una sociedad de múltiples tradiciones culturales.

 

Las castas con la conjunción de tres elementos raciales, el español, el africano y el indígena, se formaron las castas, a saber: mestizos, producto de la mezcla entre españoles e indios; mulatos, procreados entre españoles y africanos; y zambos, resultado de la mezcla de indígenas con africanos. Además, paulatinamente se produjo la mezcla de unas castas con otras, lo que acarreó una gran variedad étnica en Nueva España. Con todo y ser el sector más útil de la sociedad, las castas sufrían en carne propia los prejuicios racistas de los peninsulares, que llegaron incluso a elaborar una terminología o nomenclatura basada precisamente en las diferencias de color en la piel.

 

Clasificación de la población:

1.      Blanco o Español

2.      Indígenas o aindiados

3.      Negros, divididos en:

a)     Atezados o retintos (de color muy oscuro).

b)     Amembrillados o amulatados, que a su vez se clasificaban en cafres de pasa o merinos.

4.      Mulatos, divididos en:

a)     Mulato blanco (de negro y blanco)

b)     Mulato morisco (de blanco con el mulato blanco). Se confundía fácilmente con los español

c)      Mulato prieto (de negro con mulata). Se confundía fácilmente con los hijos de negros  e indios o mulatos pardos.

d)     Mulato pardo (de negro con indígena). Era muy numeroso.

e)     Mulato Lobo (de mulato pardo con indígena)

f)        Mulato alobado (de mulato alobado con indígena)

g)     Indígena alobado (de mulato alobado con indígena). Se confundía fácilmente con el indígena.

5.      Mestizo, divididos a su vez en:

a)     Mestizo blanco o simplemente mestizo (español e indígena)

b)     Mestizo castizo (de mestizo blanco con español). Se confundía con el blanco

c)      Mestizo pardo (de mestizo blanco con mulato pardo). mulatos. Se confundía con los mulatos. Se llamaba también coyote.

d)     Mestindio (de mestizo blanco con indígena). Tendía a confundirse con la masa indígena.

 

 

La situación de los pueblos indígenas

              

               Los indígenas fueron objeto de una terrible explotación y de una violencia generalizada; junto con los esclavos negros, constituyeron el grupo social más discriminado y explotado de Nueva España. Solo un pequeño grupo de caciques indígenas, aliados con los españoles, disfrutaban de privilegios. Con el propósito de acabar con esta situación, grupos de indígenas de Oaxaca, Veracruz, Yucatán, Sinaloa y Sonora organizaron casi cien rebeliones durante la época colonial. En 1761 Jacinto Canek dirigió una de las revueltas más notables de los indígenas mayas de Yucatán.

 

               Las sublevaciones indígenas se produjeron por la penetración española, el desarrollo de centros de colonización europea en tierras de los grupos indígenas, el rechazo de la conquista espiritual impulsada por los frailes y misioneros, la congregación forzada de la población, la implantación y desarrollo del sistema de encomiendas, le pago del tributo y los sistemas de reclutamiento de mano de obra indígena.

 

 

LA ECONOMÍA COLONIAL

 

               Durante el proceso de colonización, los españoles tomaron el control de las actividades productivas de mayor rendimiento como la minería; junto con esto, realizaron una sistemática explotaci

—————

Volver