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ECONOMÍA INFORMAL. Caso Quintana Roo.

02.08.2010 19:29

 Economía de México

 

 

LA ECONOMÍA INFORMAL EN MÉXICO

Insuficiencias del modelo de desarrollo y exceso de trámites

 

Martín Carlos Ramales Osorio (CV)
Univ. Tecnológica de la Mixteca, México  mramales@nuyoo.utm.mx
Mónica Díaz Oledo
ce20050120@ndikandi.utm.mx

 

Resumen

La economía informal  no es un fenómeno nuevo, sino que ha sido una constante en la economía mexicana. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mencionados por la Universidad Obrera de México (UOM), en nuestro país 25.5 millones de personas se desempeñan en la economía informal. La inadecuada fiscalización, el exceso de regulaciones y trámites, y, sobre todo, las políticas macroeconómicas aplicadas en los últimos años, de evidente corte neoliberal, han hecho de la economía informal, junto a la emigración a los Estados Unidos, una alternativa de subsistencia ante la incapacidad del modelo de desarrollo para generar los empleos que demanda una población en constante aumento.

 

 

1. Introducción

 

La economía informal [1] no es un fenómeno nuevo, sino que ha sido una constante en la economía mexicana. La importancia que ha ganado en los últimos años, debido sobre todo a las insuficiencias del actual modelo de desarrollo, le merecen algunas reflexiones y comentarios.

 

Así, las opiniones con respecto a la economía informal son en ocasiones contradictorias: mientras para unos es un factor dañino a la economía pues estimula la evasión de impuestos, la competencia desleal a los negocios formalmente establecidos, corrupción y en ocasiones delincuencia; para otros representa una válvula de escape en la que han encontrado un medio de subsistir ante la carencia de empleos en el sector formal de la economía.

 

Lo que es un hecho, es que gran parte de la población económicamente activa (PEA) se encuentra inmersa en la informalidad. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mencionados por la Universidad Obrera de México (UOM), en nuestro país 25.5 millones de personas se desempeñan en la economía informal.[2]

 

Son muchas y variadas las causas de la informalidad, pero en México se identifican principalmente las insuficiencias del actual modelo de desarrollo (aperturista y privatizador) y el exceso de trámites a realizar para abrir un negocio formal, de cualquier tamaño y de cualquier giro de actividad.

 

2. Antecedentes teóricos

 

2.1. Qué es la informalidad

 

En los años sesenta, la “teoría dual” fue la impulsora de la idea de fragmentar la sociedad urbana en dos sectores: formal e informal. El formal involucra a todas aquellas actividades que incorporan cierta fuerza laboral a la estructura económica integrada por diferentes formas de organización productiva (industria, servicios, comercio y construcción) y, sobre todo, que cumplen con las normas establecidas por el Estado (en materia laboral, fiscal, etc.) con el fin de regular las relaciones capitalistas de producción. La informal, por otra parte, presenta las mismas características que su contraparte, diferenciándose de ésta por el hecho de realizarse dentro de un ambiente oficialmente no regulado.

 

Sin  embargo, y debido a los inconvenientes que esta teoría presentaba, la visión sobre el tema fue evolucionando hasta establecer que no existe un sector en el que el total de sus acciones estén dentro de las normas establecidas o absolutamente fuera de ellas; por ello, la economía informal no es una variable binaria sino más bien un continuo, ya que no podemos encasillar a un negocio o individuo dentro de la formalidad o la informalidad, sino más bien se tendrá que estudiar que tan formal o informal es.[3]

 

De esa manera, dentro de la economía informal se encuentran niveles o grados de informalidad, por llamarlo de alguna manera, pues existen empresas o individuos que son más informales (o menos formales) que otros, y esto está en función del cumplimiento de las normas establecidas por el Estado, pudiendo así encontrar empresas registradas ante el fisco pero cuyos trabajadores carecen de prestaciones de ley, entonces tenemos trabajadores informales en empresas formales.

 

El diferenciar las actividades realizadas en la economía resulta útil, pero el establecer una división estricta entre ellas resulta inconveniente pues una se alimenta de la otra, son complementarias y una es consecuencia de la otra.

 

Pero, ¿qué se conoce exactamente como economía informal? El definirla cuesta trabajo, ya que puede ser vista desde diferentes ángulos (legal, mercadológico, económico, laboral) que ameritarían un concepto diferente.

 

Desde el punto de vista económico, “el sector informal se puede caracterizar como el sector no moderno o no capitalista de la economía, donde la utilización del capital es relativamente baja, predominan actividades económicas de pequeña escala”.[4]  

 

Desde esa perspectiva, podemos decir que el sector informal presenta características tales como: utilización de tecnología rudimentaria, poco capital disponible, sin acceso a financiamiento, mano de obra poco calificada, bajo nivel de organización productiva, baja remuneración, poca o nula distinción entre capital y trabajo, propiedad familiar, sin contabilización en el PIB. Al mismo tiempo, las personas que se encuentran dentro de la informalidad son individuos que forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA) y que no son desempleados.

 

Desde el punto de vista legal, el sector informal se distingue del formal y su diferencia radica especialmente en la naturaleza jurídica, es decir, en ella se encuentran los individuos y negocios que no cumplen con las normas establecidas por el Estado. De hecho, esta es la definición más usual que se sigue para efectos de estudio.

 

En esta definición se diferencia la informalidad de las actividades ilegales, donde la explicación radica en que en la informalidad no se tiene la capacidad de cumplir con la normatividad impuesta por el Estado, no porque se busque obtener ganancias extraordinarias (como en el caso de las actividades ilegales), sino porque las condiciones que afronta no se lo permiten.

 

Las actividades ilegales, como ya se mencionó anteriormente, son estudiadas propiamente por la economía subterránea; por tanto, economía subterránea no es sinónimo de economía informal, pues esta última es sólo una parte de la economía subterránea (Ver Tabla 1).

 

En consecuencia, la economía informal es aquella parte de la economía subterránea que adquiere legitimidad debido al elevado costo de las leyes gubernamentales y regulaciones.

 

Para el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), la economía subterránea se refiere a un concepto bruto, es decir, comprende el conjunto de actividades legales e ilegales, cuyo registro escapa de las regulaciones fiscales y laborales; mientras que la economía informal abarca exclusivamente las actividades lícitas y que igualmente no son registradas, o lo son parcialmente, en las cuentas nacionales y el sistema fiscal. Ambas tienen la característica común de escapar total o parcialmente de las normas del Estado.  

Como se puede observar en la Tabla 1, el contrabando, la piratería, la prostitución ilegal, no son parte de la economía informal sino de la economía subterránea..

 

Por otra parte, ciertas actividades de la economía informal caben al hablar de la gente pobre que han encontrado en la informalidad una forma de subsistencia y de ocupación. Sin embargo, no todas las personas que se encuentran incursionando en la economía informal son precisamente pobres, sino más bien personas que en la informalidad han encontrado un medio de incrementar sus riquezas (v. gr. los agiotistas).

 

En otras palabras, en la economía informal podemos encontrar actividades con una composición y condiciones económicas múltiples, esto es, podemos encontrar actividades con fines económicos distintos:

a)     Actividades atípicas del capitalismo, es decir, que se enmarcan dentro de un contexto de subsistencia más que de acumulación.

b)     Actividades típicas del capitalismo, o sea, aquellas actividades que se hacen con la finalidad de acumular riqueza.[5]

  

Tabla 1: La Economía Subterránea

Actividades ilegales

Actividades legales (economía informal)

Contrabando de mercancías

Trabajos o empleos no registrados (“off de books” o “moonlighting”) remunerados en efectivo que evaden el pago de impuestos y/o las contribuciones ala seguridad social

Juegos ilegales

Operaciones de trueque de bienes y servicios

Tráfico de drogas, tabaco y alcohol

Préstamos por fuera del mercado financiero (usualmente a tasas usurarias y no registradas)

Prostitución ilegal (en algunos países o ciudades la prostitución no es ilegal)

Transacciones de bienes y servicios no reportadas o subreportadas a la autoridad fiscal (automóviles usados, terrenos, casas, trabajos domésticos) 

Piratería

Sub o sobre-facturación de exportaciones e importaciones

Contrabando de mercancías

Trabajadores por cuenta propia no registrados

FUENTE: Elaboración propia con información de CEESP. “La Economía Subterránea en México”, Editorial Diana, Primera Edición, México, 1987, pp. 14 y 15.   

Ejemplo de lo anterior: una persona que vende comida en una esquina y un micronegocio no registrado se consideran informales por estar al margen de la ley, pero la diferencia entre ellas radica en el hecho de que la primera sólo obtiene de su actividad lo suficiente para subsistir, mientras que la última se mantiene en la informalidad por los beneficios que trae consigo como es el de incrementar de manera progresiva su capital. Estamos hablando, por tanto, de una economía informal de subsistencia (por la ausencia de empleos en el sector formal)  y otra de alta rentabilidad.   

Dentro de la economía informal de subsistencia encontramos a individuos de bajos ingresos que incursionan en ella por requerir poco capital. Sin embargo, los ingresos que obtienen de practicar dichas actividades informales son escasos (en ocasiones sólo permiten “salir al día”) por lo que su capacidad de compra y de ahorro es casi nula.  

Los bajos ingresos que les reporta la informalidad les impide mejorar su nivel de vida, haciéndolos improductivos (por no poder acceder a más y mejor preparación académica); por lo tanto, la posibilidad de acceder a actividades más calificadas y remuneradas, que les permitiría mejorar su nivel de vida, se complica. La economía informal de subsistencia sumerge a sus “practicantes” en un círculo vicioso del que difícilmente pueden salir.  

Lo anterior nos muestra la difícil situación por la que atraviesa la gente pobre, la cual es muy diferente a los que sólo ven en la informalidad una oportunidad para acrecentar sus ingresos y sus ganancias.  

Así pues, podemos ver que la economía informal es heterogénea, y que las razones que la explican difiere dependiendo de los fines económicos de las personas que entran en la informalidad.  

Sin embargo, en la mayoría de los casos en América Latina se trata de pequeñas unidades que apenas permiten subsistir a quienes la ejercen, es decir, predomina la llamada “informalidad de subsistencia”, por lo que las definiciones sobre economía informal se establecen contemplando sólo esta parte de la informalidad.  

Una definición de informalidad que abarca no sólo las actividades de subsistencia sino también las de alta rentabilidad es:  

“La economía informal se constituye por todas aquellas actividades económicas que, sin ser criminales, tampoco están totalmente registradas, reguladas y fiscalizadas por el estado en los mismos espacios en que otras actividades similares si lo están”.[6]

 

2.2. Causas de la informalidad  

La existencia de actividades informales obedece a múltiples factores que incentivan su presencia y desarrollo, y que en algunos casos están interrelacionados. Estudios realizados en distintos países han identificado los siguientes factores causales de la informalidad: exceso de regulaciones y trámites, inadecuada fiscalización, migración rural-urbana, desigualdad de ingresos y de oportunidades, y las políticas económicas asumidas e implementadas.  

En México, todo estos factores inciden en la informalidad y algunos están claramente interrelacionados. Sin embargo, aquí explicamos la informalidad en México a partir del exceso de regulaciones y trámites, la inadecuada fiscalización y las políticas económicas asumidas e implementadas en los últimos años.

 

3. La economía informal en México  

La economía informal es un fenómeno complejo existente en la realidad económica de México y de muchos otros países del mundo, que produce efectos en sus economías.  

En el caso específico de México, la economía informal ha ganado relevancia por el evidente crecimiento que ha tenido en los últimos años como resultado de un crecimiento económico  escaso y errático propiciado por las políticas económicas asumidas de evidente corte neoliberal.  

Así, la economía informal se ha relacionado con el crecimiento real de la economía mexicana: a mayor tasa de crecimiento económico menor desempleo y, por tanto, menor proporción de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada en el sector informal.

 

3.1. Exceso de regulaciones y trámites  

“Como dicen en mi tierra: la burra no era arisca, la hicieron a fuerza de tanta regulación. El ciudadano ya no quiere queso, sino salir de la ratonera”.[7]  

Algunos estudios realizados por investigadores sobre el tema de la economía informal, han establecido como causa principal (jurídicamente) el exceso de requisitos y trámites para establecer un negocio formal en contraparte a uno informal.  

La proliferación de reglamentos y trámites, que se transforman en un número abundante de leyes, provocan el encarecimiento de actividades productivas, debido a que se deben destinar recursos (tiempo, dinero y esfuerzo) para acatarlas. Cuando este costo se eleva, las empresas tienen un incentivo económico para evadirlas. En tal caso, los factores éticos y culturales se en doblegados por la racionalidad económica de la evasión.[8]   

Como es evidente de la Tabla 2, existe una estrecha relación entre el largo proceso para registrar una empresa y la existencia de un sector informal muy grande en México y en América Latina en general.

 

Tabla 2: Trámites y costos de la formalidad en distintos países

País

No. de pasos o trámites

No. de días hábiles que se necesitan

Costo relativo al PIB de 1999

Costo nominal en dólares

Índice de corrupción (1999)

México

Canadá

EUA

Argentina

Chile

Brasil

Venezuela

Promedio de 85 países

15

2

4

14

10

15

15

 

10

67

2

4

48

28

63

124

 

47

57%

1.5%

0.5%

10%

13%

20%

11%

 

48%

2 492

280

150

774

620

890

423

 

3 873

61

5

18

71

19

45

77

 

n. d.

 FUENTE: Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE), en https://www.cipe.org/publications/fs/articles/article9e43.htm

Como se puede observar en la Tabla 2, existe una diferencia abismal entre el costo de asumir las leyes y los trámites para iniciar un negocio entre los países en desarrollo (v. gr. México, Brasil y Venezuela) y los desarrollados (por ejemplo, Estados Unidos y Canadá).  

En el caso de México, existe una gran cantidad de trámites para iniciar un negocio: 15, al igual que en Brasil y Venezuela, y mucho mayor a los trámites requeridos en Canadá (2) y Estados Unidos (4). En el número de días hábiles que se requieren  para realizar dichos trámites (67), sólo nos supera Venezuela en donde para realizar igual número de trámites (15) se necesitan insumir 124 días de tiempo, dinero y esfuerzo. Por último, el costo de la regulación (trámites) en México es más alto que en países de América Latina como Brasil (20% del PIB), Chile (13% del PIB)  y Venezuela (11% del PIB) y mucho más alto que en Canadá (1.5% del PIB) y Estados Unidos (0.5% del PIB). De igual manera, el costo nominal en dólares en México (2 492) es mucho más alto que en los países de América Latina considerados y que en Estados Unidos (150 dólares) y Canadá (280 dólares), y solamente por debajo del promedio de 85 países considerados, o sea, 3 mil 873 dólares (ver Tabla 2).

Desde la perspectiva laboral, existen disposiciones que hacen que las empresas generen menos plazas de las que podrían ofrecer, provocando el desplazamiento de personas hacia la economía informal. Dichas disposiciones consisten en prestaciones laborales (seguridad social, vivienda, etc.), salarios mínimos, etc. Se estima que en México los costos laborales no salariales, representan casi el 60 por ciento (59.3% para ser exactos) del total del salario, por lo que se puede decir que por cada trabajador contratado el empleador debe erogar 1.6 veces el salario ofrecido,[9] de ahí la urgencia de la “flexibilización” del mercado laboral contemplada, y exigida por los empresarios, en la reforma estructural que promueve, o trata de promover, el gobierno de Vicente Fox.

Con estos datos podemos observar que la economía informal surge ante el exceso de trámites y regulaciones a la actividad productiva.

Algunos datos de los costos de la sobrerregulación en México son los siguientes:  

a)     De acuerdo con el CEESP, en México genera pérdidas de hasta 15 por ciento del PIB a la economía nacional.

b)     En materia de empleo se hacen distintos cálculos sobre las pérdidas generadas por los trámites. El CEESP estima que la larga espera para abrir un negocio (57 días en promedio) inhibe la creación de alrededor de 136 mil fuentes de trabajo e inflige costos económicos del orden de mil 282 millones de pesos. Estas cifras resultan de los salarios no percibidos por los empleados en las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas que son, a su vez, gastos que no se realizan en el mercado mediante el consumo.[10]  

A pesar de los esfuerzos del gobierno por reducir la carga regulatoria, dicho proceso de desregulación no ha dado los resultados esperados, pues en 15 años el número de trámites en secretarías clave en vez de disminuir han aumentado: en la Secretaría de Hacienda aumentaron de 383 a 526 (37 por ciento), mientras que en la Secretaría de Desarrollo Social pasaron de 13 a 41 trámites (215 por ciento de aumento) y en la Secretaría de Agricultura de 125 a 184 (47 por ciento).[11]  

La regulación en México es deficiente, pues la regla general de toda ley debe ser generar más beneficios que costos, cosa que no sucede para el caso mexicano. El problema no consiste en tener o no tener un marco regulatorio, sino que éste sea de calidad, inrtegrado por trámites y requisitos ampliamente justificables.

 

3.2. Inadecuada fiscalización  

Otro de los factores que propicia la economía informal, y que se encuentra interrelacionado con el exceso de regulaciones, son las cargas fiscales elevadas. Según el país de estudio, existen impuestos con mayor peso que otros, lo cual condiciona el grado de evasión fiscal y, por tanto, la informalidad.  

El exceso de impuestos hace oneroso su cumplimiento, por ejemplo y de acuerdo al SAT (Sistema de Administración Tributaria), “el contribuyente persona física en México gasta en promedio 12 mil 626 pesos en cumplir con sus obligaciones fiscales, mientras que a una empresa le cuesta 55 mil 455 pesos llevar a cabo su tarea como contribuyente”.[12]   

Al mismo tiempo, las micro, pequeñas y medianas empresas que desean tener utilidades y sobrevivir en el mercado optan por evadir impuestos cayendo entonces en la ilegalidad y en la informalidad. Además, si las actividades a desarrollar ofrecen apenas lo necesario para subsistir el pago de impuestos resulta imposible, siendo así que la legalidad y la formalidad sea un privilegio del que no pueden disfrutar los pobres, pues sus ingresos limitados no les deja otra opción que la evasión fiscal y la informalidad.

 

3.3. Políticas macroeconómicas asumidas  

En México las actividades informales han existido desde siempre; sin embargo, el importante crecimiento que ha experimentado la economía informal en los últimos años se atribuye a las políticas macroeconómicas asumidas.  

En los años ochenta la economía mexicana se vio sometida a sendos programas de ajuste y estabilización que se tradujeron en un profundo deterioro de las condiciones socioeconómicas de la población a consecuencia del despido masivo de trabajadores, recortes del gasto social, contracción salarial (como ancla antiinflacionaria) y contracción del mercado de trabajo que generaron pobreza e hicieron de la informalidad un salvavidas para muchas personas ante un cuadro adverso económicamente hablando.  

Las políticas económicas neoliberales de De la Madrid, Salinas y Zedillo lanzaron a miles de personas a la informalidad. No obstante, las agudas crisis de balanza de pagos de 1982 y 1994, hicieron que la economía informal emergiera con mayor fuerza.  

En 1995 la tasa de desempleo abierto se disparó llegando a representar el 6.27% de la PEA, es decir, aumentó en casi un 50 por ciento respecto al año anterior como resultado de la devaluación de diciembre de 1994, las tasas de interés aumentaron en consecuencia (la TIIE antes de la crisis era del 18% y para marzo de 1995 se ubicaba en 110%) que hicieron que a muchas empresas les fuera imposible solventar sus deudas, por lo que gran cantidad cerraron, otras redujeron sus operaciones y sólo unas cuantas pudieron sobrevivir, lo que se tradujo en un gran número de desempleados.  

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