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DESAFÍOS DEMOGRÁFICOS PARA EL DESARROLLO DE Q. R. Lic. Elena Zúñiga Herrera.

01.08.2010 20:11

 DESAFÍOS DEMOGRÁFICOS PARA EL DESARROLLO DE QUINTANA ROO.

INTERVENCIÓN DE LA LIC. ELENA ZÚÑIGA HERRERA, SECRETARIA
GENERAL DEL CONSEJO NACIONAL DE POBLACIÓN. 15 DE ENERO DE
2005. CANCUN, QUINTANA ROO
Maestro Sergio Yáñez Gómez. Coordinador de la Escuela de Derecho
Distinguidos Funcionarios Federales, Estatales y Municipales
Académicos y Representantes de las Organizaciones Civiles
Señoras y Señores:
Agradezco la invitación del Maestro Sergio Yáñez Gómez, Coordinador de la
Escuela de Derecho de la Universidad Anáhuac, a participar en este foro, que
tiene el propósito de analizar los retos que enfrenta el estado de Quintana Roo, así
como las políticas e intervenciones que la situación actual y sus perspectivas
futuras demandan.
En este contexto es sumamente atinado abordar los retos de la política de
población en la entidad. La planeación demográfica ha aportado valiosos
elementos para valorar y preparar las respuestas institucionales de corto, mediano
y largo plazos dirigidas a hacer frente a los desafíos que plantea el cambio
demográfico, en favor del desarrollo humano, la sustentabilidad y la equidad
social.
Logros de 30 años
Quintana Roo, como el país en su conjunto, atraviesa por una profunda transición
demográfica. Entre 1970 y 2002, la esperanza de vida aumentó casi 15 años (de
60.2 a 74.9) y la fecundidad disminuyó considerablemente, al pasar de más de 7
hijos en promedio por mujer a 2.3 en 2002. La mortalidad infantil, en ese periodo,
descendió 4.4 veces, de 87.5 a 19.7 defunciones de menores de un año por cada
mil nacidos vivos, con un descenso más acelerado al que registró el país en su
conjunto (3.7 veces).
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Sin embargo, la dinámica demográfica del estado se ha tornado cada vez más
compleja, implicando enormes desafíos y oportunidades al desarrollo económico y
social de la entidad. Por una parte, el crecimiento natural de la población, que
resulta de la diferencia entre los nacimientos y las defunciones es el más alto en el
país, de 1.88 por ciento. Por otra, el estado es receptor de cuantiosos flujos de
migración, fenómeno que es responsable del 50 por ciento del aumento de la
población registrado en el último año, por lo que su crecimiento demográfico total
asciende a 3.65 por ciento, con mucho, el más alto de todo el país.
La población del estado actualmente asciende a cerca de un millón de habitantes,
monto que representa más de nueve veces la población de 1970, la cual ascendía
a 115 mil personas. Este acelerado crecimiento continuará registrándose, aunque
a un ritmo más lento, en las próximas tres décadas. Hoy en día se agregan cada
año al territorio quintanarroense 38 500 personas, 18 500 que nacen y 20 mil que
llegan de otras regiones de México e incluso de otras naciones.
Se estima que la población del estado duplicará su tamaño actual, superando los
dos millones de habitantes en 2030. Una dinámica demográfica como la descrita
impone enormes desafíos al desarrollo, y exige esquemas de planeación que
tomen en cuenta las demandas que se derivan de los cambios en la composición
por edades de la población y de su distribución en el territorio.
Los procesos de transición demográfica y la migración están dejando una
profunda huella en la pirámide de la población, lo cual repercutirá en las
demandas sociales y obligará a evaluar permanentemente los criterios de
asignación de los recursos disponibles y a preparar las respuestas institucionales
que permitan atenderlas con equidad, calidad y eficiencia.
La estructura por edades de los residentes del estado se ha trasformado
radicalmente en las ultimas décadas. En 1970, la pirámide de edades se
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caracterizaba por una base ancha, con una alta proporción de menores de edad.
En 2000, la pirámide presenta un abultamiento exagerado en los grupos de 15 a
29 años, resultado de las corrientes migratorias, así como un ensanchamiento en
los grupos de 0-9 años, lo que se encuentra estrechamente relacionado con la alta
concentración de los migrantes en las edades de mayor reproducción y crianza de
los hijos. En el 2015, es previsible encontrar una pirámide con una población muy
numerosa en las edades laborales. Para el 2030, la población mayor de 35 años
será predominante, pero con una base relativamente ancha, dando cuenta de una
significativa presencia de población juvenil.
El grupo de 0-5 años tiene un crecimiento positivo, único entre las entidades del
país, y representa la generación nativa más grande que tendrá la entidad por los
siguientes años. Este grupo continuará ejerciendo una creciente demanda de
diversos servicios orientados a asegurar el bienestar infantil, incluida la atención
materno-infantil y la educación preescolar.
El grupo de 6 a 12 años continuará registrando un crecimiento positivo hasta
finales de la segunda década del milenio, por lo que la demanda de educación
básica continuará aumentando. Los esfuerzos por alcanzar una cobertura
universal de educación básica, deben tener presente que la población de reciente
migración presenta niveles de asistencia escolar menores a los de la población no
migrante, problema que se agudiza en las edades de asistir a la secundaria y en
los niveles superiores. Esta baja asistencia escolar se asocia a las elevadas tasas
de participación económica de los migrantes aún entre los niños de 12 a 14 años,
que asciende a 16.2 por ciento del total, y entre los adolescentes migrantes de 15
a 19 años, quienes más de 60 por ciento realiza alguna actividad económica.
El crecimiento de la población joven y en edad laboral lo hará a ritmos mucho más
acelerados, generando una creciente demanda de educación media superior y
superior, así como de vivienda y empleo. Cabe destacar que durante esta década
se requerirá construir un promedio de alrededor de 14 mil viviendas por año, y
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generar aproximadamente 23 mil empleos anualmente para satisfacer sólo la
oferta de los que ingresan a la PEA.
Otro grupo cuyo crecimiento es muy dinámico es el de los adultos mayores (de 60
años o más). Actualmente el estado tiene la tasa más alta de crecimiento de la
población de este grupo de edad 6.8 por ciento aunque representa sólo 3.6 por
ciento de la población total. En esta entidad, el envejecimiento demográfico será
un permanente desafío para sociedad y gobierno, y demandará reformas en las
estrategias, alcances, funcionamiento y organización de los sectores sociales,
impondrá fuertes presiones sobre la infraestructura económica y social, desafiará
la viabilidad de largo plazo de los sistemas de seguridad social, y exigirá una
cuantiosa reasignación de recursos para brindar pensiones suficientes que
permitan garantizar una calidad de vida digna a los adultos mayores.
A diferencia de otras entidades federativas, Quintana Roo enfrenta y enfrentará
enormes desafíos para satisfacer las demandas sociales de todos sus grupos de
edad. La anticipación de sus necesidades constituye una condición indispensable
para que los programas de desarrollo las atiendan con oportunidad y equidad.
Cabe señalar, sin embargo, que los cambios en la estructura por edad de la
población, proporcionará al estado las condiciones demográficas más propicias
para impulsar un crecimiento económico vigoroso y una mayor inversión en
desarrollo humano y social.
Esta oportunidad demográfica se deriva de una relación más ventajosa entre la
población en edades dependientes (menor de 15 y mayor de 60 años) y la
potencialmente productiva (de 15 a 59 años) (55.5 en Quintana Roo contra 66.5
en el país en su conjunto). Actualmente el estado se ubica en el tercer lugar entre
las entidades con el menor índice de dependencia demográfica, pero en unos
cuantos años ocupará el primer lugar y permanecerá en esa posición en las
siguientes décadas.
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Este “beneficio demográfico”, se deriva principalmente del crecimiento
extraordinario de la población en edad laboral, que resulta de la inmigración. El
estado está ejerciendo una elevada atracción de población altamente calificada,
con un promedio de escolaridad de 9.9 años, superior al de la población de no
migración reciente, cuyo promedio de escolaridad asciende a 8.3. Estos niveles de
escolaridad colocan al estado en una situación muy ventajosa respecto a las otras
entidades del país.
La disponibilidad de una población en edad laboral de mayor tamaño, más
saludable y educada será simplemente redundante si no cuenta con las
oportunidades laborales y bien remuneradas, donde pueda volcar sus
capacidades y potencialidades productivas.
En este contexto, los adolescentes y jóvenes representan un grupo prioritario de la
política de población. Las decisiones que tomen sobre su comportamiento
demográfico determinarán en buena medida su calidad de vida presente y futura.
Estudios recientes del CONAPO dan cuenta de que es en esta etapa de la vida
cuando las personas encuentran las condiciones más favorables para escapar de
la pobreza. Sin embargo, la unión y la fecundidad temprana constituyen
comportamientos que favorecen su retorno a esa condición, a la vez que
favorecen la transmisión intergeneracional de la pobreza.
Uno de los hechos más sobresalientes en la entidad respecto al comportamiento
reproductivo de las y los jóvenes es la temprana edad en la que ocurren la unión o
matrimonio y el nacimiento del primer hijo. En Quintana Roo cerca de una de cada
dos mujeres (50%) antes de cumplir 20 años de edad ya vive en unión o
matrimonio, y la probabilidad de tener un hijo en la adolescencia es de 34 por
ciento, lo que ubica al estado por encima del nivel que se registra en el país
(31.7%).
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Además del embarazo y la unión temprana, el estado registra complejos desafíos
en materia de salud reproductiva que demandan una atención prioritaria. Tanto los
adolescentes como la población rural registran altos niveles de demanda
insatisfecha de métodos anticonceptivos, con proporciones cercanas a una de
cada tres mujeres unidas en edad fértil. El valor de este indicador, en el caso de la
población rural, ubica al estado en el segundo lugar del país con la cifra más alta.
Asimismo, la tasa de mortalidad por SIDA, coloca a la entidad en la tercera posición
más alta.
El Programa Nacional de Población se propone extender el acceso de la
población a una amplia gama de servicios de calidad en salud reproductiva,
incluida la información que permita la toma de decisiones libre y responsable, en
articulación con las estrategias más amplias de desarrollo social y humano y de
mejoramiento de la condición social de la mujer.
La creciente diversificación de las actividades económicas a lo largo del territorio
nacional y la insuficiente generación de empleos bien remunerados en algunas
regiones del país han propiciado la aparición e intensificación de polos de
atracción alternativos para la movilidad territorial de la población, de tal suerte que
los otrora masivos traslados del campo a las ciudades han cedido importancia
paulatinamente a las migraciones entre núcleos urbanos y de las grandes zonas
metropolitanas a ciudades de tamaño intermedio.
El Sistema Urbano de Quintana Roo es uno de los más dinámicos del país, tanto
en términos económicos como demográficos. Las cinco ciudades que conforman
este sistema concentran 73.2 por ciento de la población total de la entidad,
superior al 61 por ciento del nivel nacional. Tres de las cinco ciudades que
conforman este sistema son de alta atracción demográfica. Playa del Carmen es la
ciudad con mayor tasa de crecimiento de todo el país, la cual se estima en 2002
en 10.9 por ciento; Cancún crece a 5.2 por ciento, y Cozumel a 4.2 por ciento.
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El proceso de urbanización tiene profundas implicaciones en el desarrollo
económico y social. El crecimiento ordenado de las ciudades y la preservación de
su sustentabilidad constituyen los retos fundamentales de la ordenación territorial.
El alto crecimiento de las ciudades está ejerciendo fuertes presiones sobre la
demanda de servicios y equipamiento urbano. El índice de marginación urbana,
recientemente elaborado por el CONAPO, da cuenta que del total de la población
residente en zonas urbanas en el estado, 48 por ciento vive en barrios de alta
(37.2) y muy alta marginación (10.8%), lo que compromete la calidad de vida de
376 mil pobladores.
Playa del Carmen es la ciudad con mayor marginación urbana en el país, 85.8 por
ciento de la población vive en barrios o colonias de alta y muy alta marginación; en
Cancún la proporción es de 49.5 por ciento, mientras que en Chetumal y Cozumel
es de alrededor de 32 por ciento.
Aunado a la concentración de la población en unas cuantas ciudades, el estado
enfrenta simultáneamente un profundo problema de dispersión: 17.5 por ciento de
su población reside en 2,123 localidades menores de 2,500 habitantes, de las
cuales la mayoría (1 283) se encuentra dispersa sobre las carreteras o lejos de las
ciudades y 219 están en situación de aislamiento. La proporción de la población
rural que vive en condiciones de dispersión o aislamiento representa la segunda
más alta del país (91.5%) y en ellas se concentran altos niveles de marginación.
La dispersión de la población representa un verdadero reto para las políticas
públicas que hasta ahora han sido incapaces de revertir las causas y
determinantes de ese patrón de asentamientos humanos, el desafío consiste en
reducir la marginación de esa población y ofrecerles alternativas de desarrollo.
Asimismo, es impostergable definir la magnitud de la población flotante y de
migración temporal que se encuentra en el estado. Estos grupos de población
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ejercen una fuerte presión sobre la demanda de servicios que no son
considerados en los criterios de asignación de los recursos federales, por lo que el
conocimiento de su dinámica e implicaciones económicas y sociales podría ejercer
una influencia positiva en la distribución del presupuesto nacional.
Este breve recuento alude a algunos de los desafíos para el desarrollo que se
derivan del cambio demográfico en Quintana Roo. Para enfrentarlos con éxito se
requiere, entre otras muchas tareas, fortalecer la orientación integral y el carácter
multisectorial de la política de población y dar mayor presencia y contenido a las
consideraciones de carácter demográfico en las políticas de desarrollo económico,
social y humano.
Para ello es imprescindible otorgarle verdadera prioridad a esta política pública,
asignarle recursos suficientes al COESPO, con el fin de consolidar su capacidad
técnica y coordinadora, avanzar en la descentralización de funciones y
atribuciones en la materia del estado a los municipios, favorecer la más amplia y
decidida participación ciudadana, involucrar a las universidades, y hacer más
democrática y eficiente la gestión pública en la materia.
Muchas gracias.

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