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BIOGRAFÍA DE JACINTO CANEK

09.08.2010 00:46

 Por Alfredo Esquivel y Cab, presidente del comité central del partido campesino maya

1 Es Historiador, Abogado y Maestro en Ciencias; desempeñándose de 1978 a 2008 como profesor-investigador de tiempo completo asociado C, en la Universidad Autónoma de Guerrero. Es abogado postulante en asuntos laborales, agrarios y de la seguridad social. Fundador en diciembre del 2009 del Partido Campesino Maya y presidente de su Comité Central. Se dedica a la defensa de los derechos humanos de los indígenas mayas. Conocido como Abogado de los Pobres.
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Jacinto de los Santos Canek fue un niño maya de Cam Pech, recogido por unos curas españoles, y llevado a su convento para que les sirviera como criado.
Le enseñaron su idioma de Castilla, su lectura y escritura, y le dieron facilidades para que se ilustrara.
Jacinto pudo leer la historia de Yucatán escrita por los conquistadores, pero también algunos testimonios dejados por los sobrevivientes de la conquista, esto es, la Historia escrita por los mayas.
El joven Jacinto se volvió altivo, orgulloso y pensativo; los curas empezaron a notar en él una rebeldía natural. Cuando trataron de corregirlo descubrieron el orgullo resentido de su pueblo sojuzgado.
Los curas que habían invertido tiempo y trabajo en educarlo, hubieran deseado un joven asimilado, dócil y fiel, que mereciera ser premiado con su protección y afecto: UN PERRO DOMESTICADO. Pero Jacinto resultó ser un hombre incontrolable al que tuvieron que expulsar del convento según ellos reintegrarlo a su condición de origen y a su destino de PEÓN DE HACIENDA: PORQUE UN REBELDE ES MÁS PELIGROSO SI ES ILUSTRADO2.
Jacinto Uc de los Santos Canek se hizo OBRERO de una maderería en el barrio de Santiago en la ciudad de Mérida. Ahí se encuentra con la miseria y la rebeldía de su pueblo y empieza a germinar la idea. El conocer la Historia y contemplar la opresión del pueblo, lo hace sentirse responsable y señalado para levantar LA LUCHA LIBERTARIA.
Jacinto, empezó a recorrer muchos pueblos para levantar el ánimo rebelde con el relato de la Historia heroica de los mayas y organizar el odio contra la opresión colonial. Trabajó incansablemente recorriendo la provincia. En los pueblos era amado y recibido como reencarnación de los sacerdotes profetas antiguos.
Jacinto, hizo pactos y planes con varios caciques y hombres decididos, para una insurrección anticolonial. La meta era expulsar del territorio a todos los colonizadores y volver a la forma de vida de los mayas, quizá con la protección de alguna otra nación de blancos. Transcurría el año 1761, después de dos siglos de la conquista.
Los mayas acordaron aprovechar una fiesta religiosa que concentraba mucha gente en el poblado de Cisteil (se lee Quisteil), la tierra de los antiguos cocomes, para dar el grito. Llevarían sus armas quienes las tuvieran.
La fecha escogida llegó: un 20 de noviembre. Después de la ceremonia religiosa en honor del patrón de Cisteil, la gente se concentró en el atrio de la iglesia y Jacinto Uc habló:
Los blancos tienen que decir si Dios les dio permiso para acabar a todos los indios. Está escrito en el libro de Chilam Balam y así lo dijo también Jesucristo, que si los blancos se volvían pacíficos, los indios serían pacíficos.
2 Efectivamente, cuando se es pobre, es sumamente difícil tener acceso a la escuela, y cuando se logra ingresar a los centros de enseñanza y cursar alguna carrera, o simplemente ilustrarse autodidactamente, entonces el individuo se vuelve desconfiado, vigilante, cauteloso, suspicaz, en suma, una persona rebelde, y si este elemento rebelde es ilustrado con inclinaciones libertarias, se vuelve peligroso, y si es de origen obrero o campesino, se torna aún más peligroso, porque camina y se dirige a la defensa de los desprotegidos y a luchar en contra de los explotadores y opresores del pueblo. Ese fue el caso de Jacinto Canek, que por defender a los indígenas mayas, el gobierno lo eliminó salvajemente.
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Pero si volvéis vuestra consideración al empeño que parece tomar los españoles en agobiarnos con continuos trabajos y tiranizarnos con castigos, hallaréis materia para el llanto…
El juez de tributos no se sacia ni con los trabajos que cercan en las cárceles a nuestros compañeros, ni satisface su sed de sangre de los continuos azotes con que despedazan nuestros cuerpos…
No temáis el valor de los españoles, tomaremos por sorpresa a Yaxcabá y pasaremos a tomar la ciudad sin que dificulte la empresa lo fuerte del castillo, ni atemorice nuestros ánimos el fuego de sus cañones…
Vendrán en nuestra ayuda una multitud de combatientes mayas y millares de ingleses…
Otras cosas más diría Jacinto Uc, pero desde antes que lo hiciera, el pueblo le había entregado su adhesión y lo consideraba su líder visionario o su patriarca, de manera que al terminar su discurso, en medio de un gran entusiasmo el pueblo lo nombró su rey y le asignó un nuevo nombre: JACINTO CANEK, PEQUEÑO MOCTEZUMA.
Para patentizar su elevamiento, le colocaron el manto y la corona de alguna imagen de la iglesia. Así nació JACINTO CANEK para la Historia del pueblo maya, y pronto habría de dejar el testimonio de su espíritu rebelde a las generaciones venideras.
Antes que hubieran podido organizar la toma de Yaxcabá, el cura de Sotuta que ofreció la misa en Cisteil, dio aviso al comandante militar sobre la insurrección que se preparaba. Éste acudió rápidamente al lugar con 115 soldados para aplastar la revuelta, pero fue recibido con fuego de los mayas, quienes dieron muerte al comandante y a ocho soldados, y dispersaron esta fuerza.
Las tropas coloniales de muchas ciudades recibieron la orden de concentrarse en Cisteil para aplastar la insurrección.
Las fuerzas de Jacinto Canek aumentaron, pero no con la rapidez con que actuaron los españoles y, aunque ahora conocen y poseen algunas armas de fuego, con DOS SIGLOS DE SOMETIMIENTO los mayas no habían podido conservar sus tradiciones guerreras y las armas enemigas ya eran superiores a las de los primeros conquistadores.
Las emboscadas en caminos difíciles y las barricadas empleadas por los mayas en la guerra de resistencia a la conquista, parecieron olvidados, de manera que esperaron el ataque del enemigo dentro del mismo pueblo.
Llegaron quinientos soldados españoles a Cisteil y se entabló el desesperado combate. A las tres horas de sangrienta lucha, quedaron muertos cientos de mayas y cuarenta extranjeros con numerosos heridos de ambos bandos.
Jacinto Canek pudo rescatar quinientos hombres de su improvisado ejército y con ellos se refugió en una hacienda cercana, pero al día siguiente fueron rodeados por tropas blancas aún más numerosas, y hechos prisioneros el mismo Canek y ciento doce de sus compañeros.
Esta jornada libertaria fue breve, no duró más de una semana con un saldo doloroso, pero caló profundamente en el alma del pueblo maya, no por su éxito militar o la conquista de un poco de libertad, sino por haber expresado el anhelo libertario de siglos, que una vez más quedó frustrado (por la traición de un cura que avisó al enemigo del plan de los mayas).
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La leyenda de Canek como patriarca libertario quedó plasmada en el pueblo, y a ello contribuyó su muerte terrible.
Jacinto Canek, el pequeño Moctezuma, fue conducido prisionero a Mérida con sus ciento doce compañeros.
Canek fue condenado a morir descuartizado en ceremonia pública.
Los colonizadores, hombres y mujeres, alegres vistieron sus mejores trajes y acudieron gustosos a ver sepultados, con la muerte de Canek, sus temores de tiranos explotadores.
Subido Canek al potro del tormento, el verdugo le segó la vida con un golpe de barra de hierro en la cabeza; luego destrozaron su cuerpo y lo exhibieron ante la vista del pueblo.
Sus compañeros pudieron ver a Jacinto en su martirio, pero éste no pudo ver el de ocho compañeros que fueron ahorcados y enviados destrozados a sus pueblos de nacimiento, para terror de sus compatriotas.
Tampoco pudo ver Jacinto cómo sus demás compañeros eran azotados públicamente hasta que desfallecieron, ni cómo fueron marcados arrancándoles una oreja. Pero el pueblo maya sí grabó este suplicio en lo más hondo de su alma.
Jacinto Canek, que hubiera sufrido terriblemente al ver esto, después de exhibido a las miradas de su pueblo, fue quemado en una hoguera y sus cenizas esparcidas por toda la tierra maya, donde se extendió su leyenda.
Cisteil fue arrasado y cubierto de sal para borrar inútilmente su memoria.
Bibliografía.
Esquivel y Cab, Alfredo [comp]. La guerra de liberación del pueblo maya, México, Ed. Supercopy, 2007, 112 p.
JACINTO CANEK
Jacinto Canek (Jacinto Uc de los Santos) (1730- 14 de diciembre de 1761). Indio maya de raza pura, nació en el barrio de San Román, en la ciudad de San Francisco de Campeche, cuando el actual estado mexicano de Campeche formaba parte de la Capitanía General de Yucatán. Encabezó en Cisteil (se pronuncia Quisteil), el 19 de noviembre de 1761, una rebelión indígena contra los españoles y murió ejecutado el 14 de diciembre de 1761 tras suplicio al que fue sujeto por disposición del Brigadier José Crespo y Honorato, gobernador en turno.
Sobrenombre
Jacinto Uc de los Santos, es mejor conocido como Jacinto Canek (idioma maya: Kaan Ek, 'serpiente negra')?, pues tomó este apodo o coco kaba inspirado en el nombre recurrente de los gobernantes o halach uiniks de los itzáes, quienes representaron el último reducto de la población maya, que terminó aislada y resistió a la conquista española, por casi ciento
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cincuenta años, hasta finales del siglo XVII, en las inmediaciones del Lago Petén Itzá. El sobrenombre lo adoptó Jacinto Uc la víspera de la rebelión.1
Antecedentes personales
Jacinto fue formado por religiosos franciscanos en el convento mayor de la ciudad de Mérida; debido a su temperamento rebelde fue expulsado y se convirtió en tahonero. Inteligente, educado y audaz, asume el liderazgo de un movimiento espontáneo gestado por las condiciones de injusticia social y de sometimiento en que vivían los mayas en la época colonial en Yucatán.2
Rebelión
En el mes de noviembre de 1761, el día 19, tras unas festividades populares en el poblado de Cisteil, cerca de Sotuta en Yucatán, Canek incitó a los indígenas a levantarse contra los españoles. Como resultado de la refriega que siguió, fue muerto el comandante del destacamento militar de Sotuta, Tiburcio Cosgaya, y otros militares que intentaron aplacar a los rebeldes.
Reforzadas las tropas gubernamentales por instrucciones del Gobernador, hacen huir a los pocos días a Canek, quien cayó preso en las inmediaciones de Cisteil, siendo conducido a Mérida junto con otros rebeldes. Ahí, él y sus colegas fueron ejecutados en la Plaza pública el 14 de diciembre -menos de un mes después de la alzada-, después de juicio sumario, acusados de rebelión y actos sacrílegos, ya que se dijo que Canek había tomado la indumentaria de la virgen de la iglesia de Cisteil para coronarse rey de los mayas, gesto que parecen confirmar las versiones de los testigos mayas, que fueron ajusticiados simultáneamente, previa confesión obtenida bajo suplicio.3
Escribe don Justo Sierra O'Reilly en 1849, en su periódico "El Fénix": "Se le hace pasar un suplicio de los más horrrorosos que se leen en la historia, quemándose su cadáver y arrojando al aire sus cenizas; sus ocho compañeros fueron ahorcados dos días después y otros cien infelices fueron condenados a sufrir la durísima pena de doscientos azotes y la pérdida de la oreja derecha". Todo esto con el claro propósito de que las penas sirvieran de escarmiento a los indígenas mayas de toda la región. Por ese entonces, la población blanca de Yucatán vivía atemorizada por constantes amagos de rebelión por parte de los mayas conquistados en el siglo XVI y sometidos desde entonces por sus dominadores. Posteriormente a la ejecución, el pueblo de Cisteil, íntegro, fue arrasado e incendiado por las tropas virreinales y finalmente cubierto de sal "para perpetua memoria de su traición".4
Este acontecimiento fue en cierta forma preludio de lo que ocurriría casi un siglo después, en 1848, cuando se inicia la Guerra de Liberación del Pueblo Maya en Yucatán y que no sería concluida sino sesenta años más tarde. Los sucesos fueron plasmados literariamente en la obra denominada Canek, del escritor yucateco Ermilo Abreu Gómez5
Referencias
1. ↑ Los Indios de Yucatán. Justo Sierra O'Reilly. Ed. Carlos R. Menéndez González. Yucatán, México, 1954
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2. ↑ La Insurrección de Quisteil. Eduardo Enrique Rios. La Prensa, San Antonio Texas. 1943. Re-editado por Carlos R Menéncez, en Yucatán, 1954.
3. ↑ Ibídem Ref 1
4. ↑ Ibídem Ref 1
5. ↑ Canek. Ermilo Abreu Gómez. 1940
Bibliografía
 Yucatán en el Tiempo. Enciclopedia Alfabética. México 1999. ISBN 970-9071-04-1
Nombre del personaje: Jacinto Uc de los Santos (Jacinto Canek) Fecha de Nacimiento: 1730 Fecha de fallecimiento: 1761 Origen: Campeche Actividad: Dirigente Maya Época:
Estudió latín e historia en Mérida en el convento grande pero fue expulsado por su rebeldía.
Trabajó como panadero por varios años. El 20 de noviembre de 1761 en la iglesia Cisteil próximo a Sotuta, terminada la función religiosa, aprovechó la asamblea de los vecinos (junta), para arengar a los presentes en maya "hijos míos muy amados les dijo: no sé que esperáis para sacudir el esposado yugo de los españoles; yo he caminado por toda la provincia y he registrado todos sus pueblos y considerando con atención qué utilidad nos trae la sujeción a los españoles, no hallé otra cosa penosa e inexplicable servidumbre"; para inspirarles confianza, les hizo creer que estaba dotado de poderes de taumaturgo y que contaba con quince brujos; coronado rey de los mayas, encabezó una rebelión general en contra de los españoles.
En el primer encuentro con éstos murieron el capitán Tiburcio Cosgaya y diez soldados. Se difundió la creencia de que el triunfo de los mayas estaba escrito en el Chilam Balam. El gobierno español yucateco envió entonces mayores fuerzas al mando de Estanislao del Puerto y de un oficial Calderón quienes vencieron a Canek el 26 de noviembre de 1761.
En la acción perecieron quemados 500 indios, Canek huyó a Huatulchac, donde fue nuevamente derrotado; finalmente se le aprehendió en Sibac y se le condenó a morir "atenaceado, roto su cuerpo y después quemado y echada sus cenizas al viento". La sentencia se cumplió puntualmente en la plaza mayor de Mérida el 14 de diciembre de ese año. Después fueron ahorcados ocho de sus compañeros y los días 17, 18 y 19 de diciembre se ejecutaron las sentencias, azotes y mutilaciones, contra los participantes.
La lucha contra los españoles
Jacinto Uc de los Santos (Jacinto Canek) fue un hombre al que no le importó morir por su pueblo. El guió a éste para poder rebelarse contra los españoles porque no soportaban las humillaciones, la forma en que trataban a los esclavos en las cárceles.
Pese a tantas humillaciones fue un personaje en la historia muy conocido, porque él luchó contra los españoles por el pueblo de Yucatán. Jacinto Canek fue una persona muy humilde y aunque no fue un vencedor siempre luchó por su pueblo.

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